viernes, 9 de marzo de 2012

HISTORIA CLINICA






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EXAMEN FÍSICO GENERAL




A.    Posición.

Se refiere a la postura que la persona adopta estando de pie o acostada. Cuando está acostada se habla de decúbito.

Si la persona está de pie tiene una postura erecta, activa, que puede cambiar a voluntad. En algunas enfermedades la posición o postura puede tener características especiales.

Los decúbitos normales de una persona que puede moverse son:

  • Decúbito dorsal o supino activo, si está de espalda.
  • Decúbito lateral activo, si está sobre un costado.
  • Decúbito ventral o prono, si está boca abajo, sobre el vientre

Ejemplos de posiciones o decúbitos que la persona adopta por aspectos propios de alguna patología:

  • Postura de pie del paciente con enfermedad de Parkinson: Se nota rígido, inclinado ligeramente hacia adelante, algo encorvado, con las extremidades superiores adosadas a los flancos y con un temblor grueso.
  • Postura de pie del paciente con una hemiplejía: en el hemicuerpo paralizado su brazo se encuentra en contacto con el costado y el antebrazo y la mano, están en semiflexión y pronación; la pierna, a su vez, permanece en extensión.
  • Postura antiálgica o antálgica: posición que adopta el enfermo para evitar el dolor.
  • Posición genupectoral: Algunos pacientes con pericarditis se hincan de rodillas y se inclinan hacia adelante hasta apoyarse en los codos o el pecho, semejando una plegaria mahometana. Un equivalente a esta postura es la posición de Bleechmann, en la que el paciente está sentado en la cama, con las piernas flectadas, e inclina su tronco hacia adelante, para apoyarse en una almohada sobre los muslos.
  • Posición de Fowler: es cuando el paciente se encuentra acostado, y su cama se ha levantado con unos tacos colocados en las patas del catre de modo que la cabeza queda más alta que los pies. Se usa en situaciones de insuficiencia arterial aguda.
  • Posición ginecológica: es cuando una paciente es colocada en un decúbito dorsal, con sus piernas en flexión y sus muslos en flexión y abducción. Facilita el examen ginecológico.
  • Posición de Trendelenburg: es cuando el paciente se encuentra acostado, y el lado correspondiente a las patas de su cama se ha levantado con unos tacos de modo que los pies quedan más altos que la cabeza. Se usa en situaciones de edema o tromboflebitis de las extremidades inferiores.

B.    Marcha o deambulación.

Es la forma como el paciente camina. Lo normal es hacerlo en forma activa, con control de los movimientos en los que se nota coordinación y armonía, y la persona se desplaza a voluntad, habitualmente siguiendo una línea sin mayores desviaciones. Esta forma de deambular se altera en distintas enfermedades. A continuación se presentan algunos ejemplos:

  • Marcha atáxica o tabética: se caracterizada por ser inestable, con base de sustentación amplia, con una coordinación alterada de modo que en cada paso la extremidad inferior es levantada con más fuerza que la necesaria y luego el pie cae bruscamente golpeando el suelo con toda la planta. Se ve en pacientes con síndrome cerebeloso y tabes dorsal.
  • Marcha cerebelosa: es un deambular vacilante, con una base de sustentación amplia, como lo que se puede apreciar en una persona ebria. Se puede ver en pacientes con síndrome cerebeloso.
  • Marcha de pacientes con polineuritis (marcha equina o "steppage"). Debido a una imposibilidad de efectuar una flexión dorsal del pie por parálisis de los músculos peroneos, la persona debe levantar más la pierna de modo de no arrastrar el pie y luego éste se apoya primero en la punta y luego la planta. Recuerda el trote elegante de algunos caballos (steppage).
  • Marcha espástica (en tijeras): las piernas están juntas y rígidas por espasticidad; para avanzar, la persona efectúa movimientos alternantes con sus caderas y logra dar pasos cortos.
Marcha del hemipléjico: se caracteriza porque el enfermo avanza la extremidad inferior del lado pléjico haciendo un semicírculo arrastrando el borde externo y la punta del pie; su brazo se encuentra en contacto con el costado y el antebrazo y la mano, por delante del tronco, están en semiflexión y pronación.


Marcha del paciente con polineuritis periférica (marcha equina o "steppage")

A.    Facies y expresión de fisonomía.

Se refiere al aspecto o expresión de la cara.

A medida que transcurre la entrevista médica, es posible captar por la forma como el paciente se expresa y por su semblante, si está sereno, angustiado o depresivo.

La facies de un paciente puede presentar rasgos característicos que orientan a una determinada enfermedad.

  • Facies acromegálica: se caracteriza por la prominencia de la mandíbula, macroglosia, protrusión del hueso frontal y rasgos toscos por crecimiento de huesos y tejidos blandos. Se encuentra en tumores hipofisarios productores de hormona de crecimiento.
  • Facies cushingoide: la cara se ve más redonda ("cara de luna llena"), la piel se aprecia más fina y eritematosa y es frecuente observar mayor cantidad de vellos y lesiones de acné. Se ve en cuadros asociados a exceso de corticoides.
  • Facies hipertiroídea: se caracteriza por una mirada expresiva, que está determinada por una ligera retracción del párpado superior; en algunos pacientes existe un exoftalmos (protrusión de los globos oculares). La piel se aprecia fina y húmeda. Se asocia a un exceso de hormona tiroidea. Al solicitar al paciente que siga con la mirada el dedo del examinador desde arriba hacia abajo, se hace más notoria la esclera del ojo entre el borde superior del iris y el borde del párpado superior. Este es el signo de Graefe.
  • Facies hipotiroidea o mixedematosa: destaca la poca expresividad del rostro, asociado a rasgos abotagados (viene de "hinchazón"), aspecto pálido amarillento, piel áspera y pastosa, pelo escaso, edema periorbitario y macroglosia; con alguna frecuencia se pierden las cejas en los lados externos. Se asocia a cuadros en los que existe un déficit de hormona tiroidea.
  • Facies hipocrática: puede encontrarse en enfermedades graves como una peritonitis aguda o un estado de shock (colapso circulatorio). Se caracteriza por un perfil enjuto (delgado), con ojos hundidos, ojeras, palidez y sudor frío.
  • Facies mongólica (del síndrome de Down). Se aprecia una inclinación mongoloide de los ojos, con pliegues epicánticos (pliegue de la piel que cubre el ángulo interno y carúncula de los ojos), puente nasal aplanado, implantación baja de las orejas y macroglosia.
  • Facies parkinsoniana: se ve en pacientes con enfermedad de Parkinson. Se caracteriza porque tienen muy poca expresividad (hipomimia), pestañean poco, y puede escurrirse un poco de saliva por las comisuras labiales.
  • Facies febril: se caracteriza por rubicundez, especialmente de las mejillas y ojos brillantes.
  • Facies mitral: se observa en algunos enfermos con estenosis mitral. Las mejillas se presentan con una rubicundez cianótica.

B.    Conciencia y estado psíquico: Examen mental.

Habitualmente, mientras transcurre la conversación con el paciente, el médico va recogiendo información sobre estos distintos parámetros: la forma cómo se viste, cómo se desenvuelve, cómo conversa, cómo analiza la situación, el tipo de preguntas que hace. Todo esto lleva a formarse una imagen respecto al nivel de conciencia, la inteligencia, el estado anímico, la educación de la persona, el temperamento.

Esta evaluación debe estar de acuerdo al nivel cultural de la persona. Si su instrucción es muy básica, no se podrán solicitar operaciones complejas de tipo matemático o que requieran conocimientos que nunca adquirió.

Nivel de conciencia.

Es el grado de alerta y orientación respecto al medio que lo rodea. Cuando el paciente impresiona algo comprometido de conciencia, es conveniente partir investigando lo siguiente.

  • Orientación en el tiempo: Se pregunta: ¿En qué fecha estamos? ¿En qué mes? ¿En qué año? ¿Qué día de la semana?...etcétera.
  • Orientación en el espacio: ¿Dónde se encuentra usted? ¿Está en un hospital? ¿En su casa? ¿Qué hospital es?...
  • Reconocimiento de personas: ¿Quién soy yo? ¿Qué labor desarrollo? Si está presente un familiar: ¿Quién es esa persona?

También se puede recurrir a otros estímulos: ruidos, mover al paciente, tocarlo, aplicar un pellizco suave en la región infraclavicular, presionar con un dedo el lecho ungueal o en la región retroauricular, sobre el proceso mastoides. Se trata de evaluar el grado de respuesta que se obtiene con estímulos de distinta intensidad, pero teniendo el cuidado de ser prudente, saber dosificar el estímulo y no infligir un daño.

Así tendremos:

Niveles de conciencia (despertar):

  • Lucidez. Estado de plena alerta. Corresponde a la persona normal. Es capaz de mantener una conversación y dar respuestas atingentes a las preguntas simples que se le formulan.
  • Obnubilación. El paciente se encuentra desorientado en el tiempo (no sabe la fecha) o en el espacio (no reconoce el lugar donde se encuentra); indiferente al medio ambiente (reacciona escasamente frente a ruidos intensos o situaciones inesperadas y está indiferente a su enfermedad). Es capaz de responder preguntas simples.
  • Sopor. El paciente impresiona estar durmiendo. Si al estimularlo, despierta, pero no llegar a la lucidez, y actúa como si estuviera obnubilado, respondiendo escasamente preguntas simples, se trata de un sopor superficial; al dejarlo tranquilo, el paciente vuelve a dormirse. Si es necesario aplicar estímulos dolorosos para lograr que abra los ojos o mueva las extremidades (respuesta de defensa), se trata de un sopor profundo.
  • Coma: no hay ninguna reacción a estímulos externos, incluso, aquellos capaces de producir dolor. Pueden presentarse reacciones no voluntarias que son más bien reflejos.

Lenguaje.

Es el sistema mediante el cual los seres humanos nos comunicamos. En la evaluación del lenguaje se aprecia si es capaz de entender las preguntas que se le formulan, de responderlas atingentemente, de entender un texto escrito, de escribir, de nombrar objetos que se le muestran. La extensión de esta evaluación dependerá de trastorno que exista.

1.    Evaluación del lenguaje:

Capacidad de comprender preguntas u órdenes simples y de responder. Podría ocurrir que la persona comprenda la pregunta, pero por una afasia motora no es capaz de expresarse. Si no logra comprender la pregunta, podría tratarse de una afasia sensorial. Otra posibilidad es que la persona escuche bien, pero por un estado confusional, no da respuestas atingentes, aunque es capaz de hablar.

2.    Capacidad de nombrar objetos:

Por ejemplo, al mostrarle un lápiz o un reloj.

3.    Capacidad de leer un párrafo.

4.    Capacidad de escribir una frase:

Si el paciente es capaz de escribir una frase, no tiene afasia.

Memoria.

Es la capacidad de recordar hechos pasados. Estos pueden ser recientes o más antiguos (hechos remotos). También se evalúa la capacidad para retener nueva información.

  • Memoria de hechos remotos. Para investigarla se pregunta sobre cumpleaños, fechas nacionales memorables, respecto a la familia, dónde estudió, dónde trabajó, etc. Las personas que están desarrollando una demencia, como se ve en la enfermedad de Alzheimer, tienden a recordar mejor los hechos remotos que los recientes.
  • Memoria de hechos recientes. Se le pregunta por acontecimientos ocurridos durante ese día (p.ej.: en qué vehículo fue a la consulta, a qué hora tenía su entrevista, con quién ha estado en el día). En estos casos conviene hacer preguntas sobre aspectos que uno pueda confirmar ya que algunos paciente presentan confabulación (inventan hechos para compensar defectos de la memoria).
  • Capacidad para aprender cosas nuevas. Se le mencionan al paciente tres objetos (p.ej.: auto, lápiz, mesa), y se le repite lo mismo hasta que lo memorice. Después de conversar un rato de otros temas, se le pide recordarlos.

Funciones cognitivas superiores.

  • Pensamiento abstracto. Se pregunta sobre parecidos (p.ej.: ¿en qué se parece un avión a un barco? ¿una manzana a una pera?), diferencias (p.ej.: ¿en qué se diferencia un enano de un niño? ¿un río de una laguna?) o sobre el sentido de un proverbio (p.ej.: ¡No por mucho madrugar amanece más temprano!). Esta capacidad se altera en situaciones en que la conciencia y la concentración están comprometidas.
  • Cálculo aritmético y series invertidas. Se le solicita al paciente efectuar operaciones matemáticas simples (p.ej.: sumar 4 + 8... y se le va agregando otras sumas, sustracciones, etc., pudiendo aumentarse el grado de complejidad).

Otra forma de ensayar series invertidas es solicitando deletrear palabras. Por ejemplo, deletrear NOMBRE al revés.

  • Capacidad para reproducir un dibujo. Al paciente se le pasa una hoja en blanco y un lápiz, y se le pide que reproduzca un dibujo que uno ha efectuado en una esquina del papel, tal como un círculo, un cubo, una casa de líneas muy simples, un árbol, etc.

Este tipo de pruebas sirve bastante para evaluar compromisos fluctuantes de conciencia, como ocurre en pacientes con encefalopatías metabólicas (p.ej.: en cirróticos con encefalopatía hepática). En la medida que los enfermos van mejorando, estas capacidades también mejoran, pudiendo llegar a normalizarse.

Estructuración del pensamiento y percepciones.

La alteración principal del examen mental en algunos pacientes está en la estructuración del pensamiento, en su contenido y en una falla en la percepción o interpretación que hacen del medio ambiente. Esto lleva a distintas alteraciones de tipo cualitativo de la conciencia, como son los estados confusionales, los delirios, las psicosis.

  • Confusión. El paciente no es capaz de enjuiciar en forma correcta su situación y presenta desorientación en el tiempo y en el espacio, no reconoce a las personas y objetos familiares, no se concentra y falla su memoria.
  • Delirio. El enfermo impresiona desconectado de la realidad, con ideas incoherentes, ilusiones (interpretación errónea de estímulos externos reales) y alucinaciones (percepción de estímulos externos sensoriales que no existen), sin advertir su error.
  • Psicosis. La persona presenta una desorganización profunda del juicio crítico y de la relación con la realidad, asociado a trastornos de la personalidad, del pensamiento, ideas delirantes y frecuentemente alucinaciones (p.ej.: la persona siente voces que le ordenan efectuar determinadas misiones).

Estado anímico y personalidad.

A lo largo de la entrevista, de la conversación con el paciente, de la observación de sus gestos, del análisis de sus respuestas, se podrá obtener información sobre sus rasgos de personalidad y su estado anímico. Indudablemente, la evaluación de estos aspectos de muy importante para un psiquiatra. En un nivel más básico, interesa evaluar si la persona tiene una personalidad dentro de los modelos de normalidad que habitualmente se conocen y si presenta una alteración del ánimo (p.ej.: depresivo, ansioso o eufórico). También se puede evaluar la emotividad, sentimientos, voluntad, forma de reaccionar ante distintas circunstancias.

C.    Constitución y estado nutritivo. Peso y talla.

Se refiere a la forma general del cuerpo. Existen varias clasificaciones:

  • Constitución mesomorfa o atlética: cuando se presenta un desarrollo armónico, proporcionado. Es una persona de estatura media y complexión vigorosa.
  • Constitución ectomorfa, asténica o leptosómica: cuando predomina un crecimiento en altura, con tendencia a ser delgado y tener extremidades largas.
  • Constitución endomorfa o pícnica: cuando predomina una talla corta, asociada a sobrepeso.

El estado nutritivo se aprecia en primer lugar mediante la observación. Se observa el desarrollo del panículo adiposo y las masas musculares. Se buscan signos carenciales en la piel y las mucosas (queilitis, glositis, cambios pelagroídeos en los antebrazos, etc.).

También se efectúan mediciones antropométricas. Las más usadas son el peso y la talla. Otras mediciones pueden estar dirigidas a medir varios pliegues subcutáneos para estimar la cantidad de grasa corporal.

De las mediciones del peso y de la talla se puede obtener:

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Indice de Masa Corporal = Peso [kilos] / (Talla)2 [metros2]

·         Según el valor obtenido, se clasifica la persona en alguno de los siguientes rangos:

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IMC

Estado
20 - 25
Normal
25 - 28
Sobrepeso
Sobre 28
Obeso
Sobre 40
Obeso mórbido
Bajo 20
Delgado

D.   Piel y anexos.

La piel es el órgano que cubre toda la superficie corporal y al examinarla se deben evaluar los siguientes aspectos:

  • Color.
  • Humedad y untuosidad.
  • Turgor y elasticidad.
  • Temperatura.
  • Lesiones (primarias y secundarias).
  • Anexos de la piel: pelos y uñas.

Color. La coloración de la piel depende de varias características.

Cantidad de pigmento melánico (melanina). Esto depende de la raza, la herencia y la exposición al sol. Es normal que en ciertas zonas del cuerpo exista una mayor pigmentación, como en pezones, genitales externos o alrededor de orificios naturales.

Riqueza de capilares sanguíneos, perfusión tisular, cantidad de hemoglobina, oxigenación y grosor de la piel. Según esto se puede observar un tono rosado, rubicundo, pálido, cianótico. Esto se notará mejor en personas de raza blanca (caucásicos). Una buena perfusión tisular junto a niveles adecuados de glóbulos rojos oxigenados, produce una coloración rosada; en anemia, se aprecia palidez (especialmente en mucosas, lengua, conjuntiva palpebral, palma de manos, lechos subungueales); en poliglobulias (gran cantidad de glóbulos rojos) existe un aspecto rubicundo; una oxigenación defectuosa, con mayor cantidad de niveles de hemoglobina reducida, se asocia a cianosis (lechos ungueales, orejas, labios, lengua, mucosas en general); estados de shock (colapso circulatorio), con vasoconstricción cutánea, se asocian a palidez y frialdad (que se palpa mejor en manos, pies, orejas, punta de la nariz).

La presencia de otros pigmentos. Estos pueden ser de distinta naturaleza. El aumento de bilirrubina sobre 2 mg/dL se traduce en ictericia; el aumento de carotenos, tal como ocurre en bebés con alta ingesta de zanahorias, da lugar a una coloración amarillenta.

Varias enfermedades se asocian a cambios en la coloración de la piel. En hemocromatosis (depósitos aumentados de fierro), insuficiencia suprarrenal (enfermedad de Addison), cirrosis hepática, insuficiencia renal crónica, la piel se oscurece.

Como resultado de fenómenos físicos, como ocurre en zonas del cuerpo que se hiperpigmentan por efecto de roces (p.ej.: en el cuello) o por traumatismos repetidos. Personas que pasan mucho tiempo frente a braceros adquieren en las zonas más expuestas al calor una pigmentación reticulada.

Cambios localizados de coloración. En el embarazo, y, a veces, por estrógenos, puede aparecer una mayor coloración en la cara, especialmente en las mejillas, que se conoce como cloasma gravídico; pacientes con lupus eritematoso también pueden presentar eritema en las mejillas (por la distribución que adopta, se conoce como "mariposa lúpica").

Lo opuesto a lo anterior sucede cuando falta el pigmento melánico, tal como ocurre en el albinismo, que es una condición generalizada, de base genética; el vitiligo, que es una alteración localizada por desplazamiento del pigmento; o zonas de descoloración, como ocurre en las cicatrices.

Humedad y untuosidad.

Humedad. Depende de la hidratación, la acción de las glándulas sudoríparas, el calor ambiental y el estado neurovegetativo.

Untuosidad. Es la condición oleosa que puede adquirir la piel por efecto de las glándulas sebáceas.

Turgor.

Es la resistencia que se aprecia al efectuar un pliegue en la piel (p.ej.: en el antebrazo, en el área bajo la clavícula). Se relaciona con la hidratación de la persona. Disminuye en personas deshidratadas.


Turgor (pliegue en el antebrazo)

Elasticidad.

Se refleja en la rapidez del pliegue en desaparecer al separar los dedos. Depende de la cantidad de tejido elástico. En los ancianos, disminuye.

Temperatura.

Puede estar normal, aumentada o disminuida. Está aumentada en condiciones que afectan a todo el organismo (p.ej.: fiebre) o ser un signo localizado en una zona determinada (p.ej.: celulitis). Está difusamente disminuida en casos de hipotermia generalizada, reacción al frío ambiental (vasoconstricción) o por mala perfusión (p.ej.: isquemia de una extremidad).

Lesiones cutáneas.

Al examinar las lesiones o alteraciones de la piel es necesario fijarse el aspecto.

Cómo han evolucionado desde su aparición. Su ubicación en el cuerpo. En este sentido conviene fijarse si son: (a) únicas o múltiples; (b) simétricas o asimétricas; (c) localizadas o generalizadas; (c) de distribución centrípeta (tronco y abdomen) o centrífuga (de extremidades); (d) ubicación preferente (p.ej.: zonas expuestas al sol); (e) su distribución en el cuerpo (p.ej: siguiendo un dermátomo en el herpes zóster). Si las lesiones tienden a confluir. Los síntomas a los que se asocian (p.ej.: dolor, prurito, sensación de quemazón). Las circunstancias en las que aparecen (p.ej.: con relación a un determinada enfermedad o por uso de medicamentos). En ocasiones es necesario precisar si el paciente ha viajado, sus condiciones sociales, contacto con personas que tengan lesiones similares, contacto con animales, actividad laboral, etc. Las lesiones cutáneas pueden ser elementales, si es la primera manifestación (p.ej.: pápulas, vesículas), o secundarias, si son consecuencia de otra lesión que apareció primero (p.ej.: costras, cicatrices).

Eritema. Es un enrojecimiento de la piel. Se produce por una vasodilatación o un aumento de la perfusión. Al aplicar presión, la lesión tiende a blanquearse.

                                         

Eritema por exposición solar.

Mácula. Es una mancha no solevantada; es un cambio localizado de la coloración o de la consistencia. El color dependerá del mecanismo que la produce (p.ej.: blanquecina, amarilla, café-negruzca, azul). Puede originarse por depósito de pigmentos (p.ej.: hemoglobina, melanina), vasodilatación, déficit de melanina (p.ej.: vitiligo).


Mácula en la cara

 Pápula. Es una lesión solevantada, circunscrita, de menos de 1 cm, de forma variable (redonda, poligonal, oval, umbilicada). Su superficie puede ser suave, erosionada o papilomatosa.


Pápula  

Nódulo. Es una lesión sólida, redondeada, mayor de 1 cm, bien circunscrita. Su superficie puede ser suave, ulcerada o escamosa. Es equivalente a una pápula, pero mayor de 1 cm


Nódulo

Tumor. Es una lesión circunscrita que se produce por proliferación celular; puede ser benigna o maligna.

                                

    Tumor en la nariz                  Tumor ulcerado                 Tumor pigmentado

Vesícula. Es una lesión de contenido líquido, solevantada, circunscrita, de menos de 1 cm, con una cubierta que generalmente está a tensión. El contenido puede ser claro, turbio o hemorrágico. En las mucosas, las vesículas habitualmente se rompen y quedan erosiones.


Vesículas. 



Ampolla o bula. Es una lesión de contenido líquido, solevantada, circunscrita, de más de 1 cm, con una cubierta tensa o flácida. El contenido puede ser claro, turbio o hemorrágico.



 



Ampollas o bulas    

Pústula. Es una vesícula con material purulento.  



             

Pústula 



Placa. Es una lesión plana o levemente solevantada, mayor de 1 cm. Puede ser una lesión fundamental o el resultado de la confluencia de pápulas.



 

Placa 



Escama. Es una delgada lámina de estrato córneo; laminilla formada por células epidérmicas adheridas, que se desprenden de la piel.





 



Escamas (Psoriasis)



Erosión. Es una lesión debida a pérdida de la epidermis, sin comprometer la dermis. Al sanar, no deja cicatriz.





 



Erosión 



Ulceración. Es una solución de continuidad que compromete la epidermis y parte de la dermis, de modo que al sanar deja una cicatriz. Si la ulceración es lineal, se llama fisura. Si la ulceración afecta una mucosa, se llama afta.







 

Ulceración (úlcera varicosa)

Costra. Es una lesión que se produce por desecación de exudados (sanguinolentos o serosos).



                                                

Costra

Cicatriz. Es la reparación por tejido fibroso de un corte o lesión profunda de la piel. Puede ser atrófica o hipertrófica (queloide es una cicatriz hipertrófica).




Cicatriz de una quemadura  

Roncha. Es un lesión de bordes solevantados y netos, evanescente, habitualmente muy pruriginosa, debida a edema del dermis e hipodermis. Se ven en las urticarias.



 

Roncha (urticaria)



Liquenificación. Es un engrosamiento de la epidermis y, a veces, de la dermis, como consecuencia de rascarse durante un tiempo prolongado.





 



Liquenificación (cuello)

Telangiectasia. Es una dilatación permanente de capilares superficiales.

Petequia. Es una lesión por extravasación de sangre del tamaño de la cabeza de un alfiler.

Equimosis. Es lo que se conoce como "moretón" y se debe a extravasación de sangre.

Víbice. Es una lesión de forma lineal debida a extravasación de sangre (p.ej.: debido a un golpe con látigo).

Efélide. Es lo que se conoce como "peca" y se debe a concentración localizada de pigmento melánico.

Distribución de las lesiones



Luego del diagnóstico del tipo de lesión es importante observar cómo se  agrupan o disponen entre sí dando diferentes patrones  los cuales también son de orientación diagnóstica; así tenemos:



Patrón Lineal. Cuando las lesiones siguen trayectos  de vasos, nervios ó  líneas de desarrollo embrionario  (líneas de Blaschko). Este tipo de patrón lineal es más frecuente ante dermatosis de origen externo, como en el   fenómeno de Köebner.



Circular. Cuando las lesiones se unen dando aspecto de anillos, pueden tener también aspecto concéntrico, en tiro al blanco ó ser policíclicos.



Herpetiforme. En este tipo de patrón las lesiones se agrupan en racimos de uvas adoptando el aspecto del herpes simple.



Zosteriforme. La agrupación de las lesiones semeja al herpes zoster



Reticular. Cuando las lesiones semejan una red.





Pruebas diagnosticas complementarias



Sirven para confirmar una sospecha diagnóstica. Tenemos las siguientes:



Diascopia o Vitropresion. Se utiliza un vidrio o plástico transparente, con el cual presionamos la lesión, esto permite un vaciado de la sangre, siendo de utilidad para identificar lesiones granulomatosas o con componente vascular.



Luz de Wood. Mediante el uso de una lámpara de luz UV de 360 nm. y en condiciones de oscuridad, se va  a observar la producción o no de fluorescencia de ciertas dermatosis.



Pruebas Epicutaneas. También llamadas del parche sirven para el diagnóstico de las dermatitis de contacto.



Estudio Micológico. Puede ser el “directo” o llamado también KOH el cual consiste en la obtención de escamas a partir de una lesión presumiblemente micótica, se procesa con hidróxido de potasio y luego se observa al microscopio en busca de hifas ó esporas de los hongos.



El cultivo se efectúa en medio de Sabouraud o Loweinstein-Jenssen.



Estudio Bacteriológico. Mediante frotis y tinción de Gram o Giemsa principalmente.



Intradermorreacciones. Como el PPD, candidina, reacción de Montenegro y Mitsuda. Una respuesta positiva no es diagnóstica excepto en esporotricosis; pero una respuesta negativa tampoco invalida el diagnóstico.



Liquenificación. Aumento del espesor de la epidermis con acentuación de los pliegues, se origina por el rascado continuo  y prolongado.



Poiquilodermia. Se denomina así a una combinación de atrofia, hiper e hipopigmentación junto a la presencia de Telangiectasia que adoptan un patrón de red.



Surco o túnel. Cavidad lineal recta o tortuosa; es característica de la sarna y de la larva migrans.



Fistula. Trayecto de comunicación entre una cavidad y otra o con el medio externo.



ESTUDIO BACTERIOLOGICO. Mediante frotis y tinción de Gram o Giemsa principalmente.



Intradermorreacciones. Como el PPD, candidina, reacción de Montenegro y Mitsuda. Una respuesta positiva no es diagnóstica excepto en esporotricosis; pero una respuesta negativa tampoco invalida el diagnóstico complementaria a esta última. Se indica en enfermedades ampollares, vesiculosas de origen viral y en cáncer de piel.



Inmunoflorescencia. Se la utiliza en enfermedades del colágeno, enfermedades ampollosas y vasculitis. La forma directa determina la presencia de antígenos, inmunoglobulinas, complemento y/o fibrina y la indirecta,  los anticuerpos circulantes.



Técnica de Muller. O de la gota de aceite, detecta la presencia de ácaros, se aplica una gota de aceite mineral en la lesión sospechosa,  luego se raspa con un bisturí y  se observa al microscopio.



Biopsia. Consiste en la toma de una muestra de la lesión dermatológica, mediante afeitado, exéresis quirúrgica  o la más utilizada el punch, esta última no debe utilizarse ante lesiones muy profundas (tejido celular subcutáneo). Luego de la toma de la muestra esta es procesada para su posterior estudio histológico.



Citodiagnóstico de Tzanck.- Útil ante  imposibilidad de biopsia o como  complementaria a esta última. Se indica en enfermedades ampollares, vesiculosas de origen viral y en cáncer de piel.



E.   Sistema linfático.

Se examina los territorios en dónde se pueden encontrar ganglios linfáticos. Estos son fundamentalmente, de arriba hacia abajo, las regiones occipital, mastoideas, preauriculares, submandibulares, cervicales anterior, lateral o posterior, huecos supraclaviculares, regiones epitrocleares (lado interno de los codos, sobre el cóndilo interno), axilas, regiones inguinales.

Normalmente, se palpan ganglios linfáticos, o se palpan pequeños (p.ej. en regiones inguinales, se pueden encontrar ganglios de unos 5 o 6 mm de diámetro mayor). Al hacer mención de un ganglio de mayor tamaño o que se palpa alterado, se usa el término adenopatía. En el examen físico se debe dejar constancia de los siguientes aspectos:

  • Ubicación. (p.ej.: occipital, cervical, etc.).
  • Tamaño. de los ganglios y una aproximación de su número.
  • Consistencia. Se refiere a la dureza que el examinador siente al palpar. Puede encontrarse que el ganglio es de consistencia elástica (que es lo normal), que es muy duro (p.ej.: en metástasis de algunos cánceres); que es muy blando, como si tuviera un contenido líquido (p.ej.: si hay un proceso inflamatorio con formación de pus).
  • Sensibles a la palpación.
  • Si se palpan con límites precisos o tienden a confluir (p.ej.: en algunos linfomas de Hodgkin).
  • Si se pueden movilizar con los dedos, o están adheridas a planos profundos.
  • Si se acompañan de un proceso inflamatorio que compromete la piel (dando un aspecto de celulitis), y si existe un trayecto fistuloso.
  • Si existe alguna lesión desde la cual puede haber surgido el compromiso del ganglio (p.ej.: compromiso de ganglios axilares ipsilaterales en un cáncer de mama).

F.    Pulso arterial.

Solo se tomara en cuenta aspectos del pulso arterial solamente, ya que el pulso venoso se verá más adelante, en el examen del cuello.

El pulso arterial depende de las contracciones del ventrículo izquierdo, la cantidad de sangre que es eyectada en cada sístole, la frecuencia y ritmicidad con que ocurre, y la onda de presión que se produce a través del sistema arterial que depende también de la distensibilidad de la aorta y de las principales arterias, y de la resistencia arteriolar periférica.

El pulso normal se palpa como una onda cuya fase ascendente es más rápida y el descenso más suave. Normalmente tiene una amplitud que permite palparlo fácilmente y una ritmicidad regular.

El pulso arterial se puede palpar en distintas partes del cuerpo. Los más buscados son los siguientes:

  • Pulso carotideo, en el cuello, sobre cada arteria del mismo nombre.
  • Pulso axilar, en los huecos axilares.
  • Pulso braquial, en el pliegue de los codos, en su cara anterior, hacia medial.

       

         Pulso normal                                  Pulso braquial o humeral

      

           Pulso radial                                        Pulso femoral



         

       Pulso poplíteo en decúbito dorsal                  Pulso poplíteo en decúbito prono

Pulso pedio, en el dorso de los pies. Habitualmente se palpa medial al tendón extensor del ortejo mayor, pero en algunos casos es necesario abarcar un área un poco más lateral.




Pulso pedio


Pulso tibial posterior

Para examinar el pulso se busca un lugar donde el latido se palpe en forma nítida.

Cuando se palpa el pulso arterial, se deben precisar son los siguientes aspectos:

  • Forma de la onda del pulso, con su fase ascendente y descendente. Ocasionalmente se puede palpar alguna escotadura en alguna de estas fases (p.ej., en el pulso dicroto, en la fiebre tifoidea, de palpa una escotadura en la fase descendente).
  • Amplitud de la onda del pulso, desde su comienzo hasta el máximo. Puede estar normal, aumentada (p.ej., el pulso céler de la insuficiencia aórtica), o disminuida (p.ej., en la estenosis aórtica). También es conveniente fijarse en la velocidad de ascenso del pulso que puede ser rápida (p.ej., en el pulso céler) o lenta (p.ej., en la estenosis aórtica, en la que se describe un pulso parvus, por su poca amplitud, y tardus, por su ascenso lento).
  • Frecuencia de los latidos. Lo normal es que sea entre 60 y 85 latidos por minuto (lpm). Sobre los 90 lpm se habla de taquicardia y bajo los 60 lpm se habla de bradicardia.

                 

        Taquicardia                                                   Bradicardia

  • La ritmicidad, que se refiere a si la secuencia de los latidos es regular o irregular, en cuyo caso existe una arritmia. Lo normal es que el pulso sea regular y cada uno de los latidos tenga la misma distancia respecto al anterior, con pequeñas variaciones que se producen con la respiración.

Tipos de pulsos arteriales:

  • Pulso céler o en martillo de agua: es un pulso amplio, de ascenso rápido. Se encuentra principalmente en la insuficiencia aórtica de gran magnitud. Una maniobra que sirve para reconocerlo es tomando el antebrazo del paciente por la cara anterior, cerca de la muñeca, y levantándolo sobre el nivel del corazón. El signo se considera positivo si al elevar el brazo, el pulso se siente con mayor fuerza.

   

Pulso Céler (o Celler)

  • Pulso amplio o Magnus: ocurre en estados hiperdinámicos, como embarazo, anemias, estados febriles, fístulas arteriovenosas. Es de mayor amplitud.
  • Pulso bigeminado: se presentan dos latidos, seguidos por una pausa, y habitualmente el segundo latido es un extrasístole que se acopla a un latido normal; se encuentra en intoxicaciones por digital.


Pulso bigeminado

  • Arritmia completa: se caracteriza porque el pulso es irregular en todo sentido, tanto en la frecuencia como en la amplitud, tal como ocurre en la fibrilación auricular que es la causa más frecuente.


Arritmia completa (fibrilación auricular)

  • Pulso irregular debido a la presencia de extrasístoles, que son latidos que se producen en distintos momentos del ciclo cardíaco y pueden generar un gran variedad de arritmias con distinto pronóstico según su naturaleza.
  • Arritmia respiratoria: consiste en un aumento de la frecuencia en concomitancia con la inspiración; es más frecuente de encontrar en personas jóvenes.


Arritmia respiratoria

  • Pulso filiforme: es un pulso rápido, débil, de poca amplitud, que se encuentra en pacientes con hipotensión arterial, deshidratados, o en colapso circulatorio (shock).




Pulso filiforme

  • Pulso paradójico: es la acentuación de un fenómeno que normalmente ocurre durante la inspiración y que consiste en que al aumentar la presión negativa dentro del tórax, el corazón expele menos sangre y disminuye la amplitud del pulso. En algunas enfermedades esto se acentúa, tal como ocurre en pericarditis constrictiva, taponamiento cardíaco, enfisema importante, o embolias pulmonares que comprometen el lecho vascular. Este fenómeno se puede documentar mejor al tomar la presión arterial con un esfigmomanómetro. El signo se considera positivo si durante la inspiración ocurre una disminución de la presión sistólica en más de 10 mmHg o sobre un 10% del valor basal.


Conviene tener presente que en el pulso venoso, tal como se puede observar en la vena yugular, si normalmente la vena se tiende a colapsar durante la inspiración por la presión negativa intratorácica, en un taponamiento cardíaco, paradojalmente se produce una ingurgitación de la vena.




Pulso paradójico

  • Pulso parvus et tardus: se puede encontrar en estenosis aórticas importantes; el pulso es pequeño (parvus) y el ascenso es lento (tardus).


Pulso parvus y tardus

  • Pulso alternante: se puede encontrar en cuadros de insuficiencia cardíaca avanzada.


Pulso alternante

  • Pulso dicroto: se caracteriza por una melladura en la fase descendente y ocasionalmente se puede encontrar en cuadros de fiebre tifoidea.


Pulso dicroto



Representación gráfica de los pulsos:

Para presentar en forma resumida el resultado del examen de los distintos pulsos, en lo que se refiere a su amplitud, se recurre a un dibujo esquemático de la figura humana o un esquema lineal. Estas representaciones tienen la ventaja que comparan la intensidad de los pulsos en los distintos sectores y de un lado del cuerpo respecto a su homólogo. La escala usada es la siguiente:

No se palpan 0

Se palpan disminuidos +

Se palpan normales ++

Se palpan aumentados +++

Se palpan muy aumentados ++++

Representación de los pulsos


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P.Carotídeo

P.Braquial

P.Radial

P.Femoral

P.Poplíteo

P.Tibial P.

P.Pedio
Derecha

++

++

++

++

++

++

++
Izquierda

++

++

++

++

+

-

-



Auscultación de los pulsos:

Algunos pulsos deben ser auscultados por la posibilidad de encontrar soplos debidos a un flujo turbulento, habitualmente secundarios a una estenosis. En la región del cuello, donde se proyectan las arterias carótidas, se pueden auscultar dos tipos de soplos. En la base del cuello, aquellos que vienen irradiados desde la válvula aórtica del corazón. En la región del ángulo de la mandíbula, donde la carótida se bifurca en su rama interna y externa, se pueden auscultar soplos debidos a una estenosis de la arteria.

También la auscultación ayuda para identificar otros soplos por estenosis o flujos turbulentos: de arterias renales (en el epigastrio, a ambos lados de la línea media), ilíacas (en las fosas ilíaca), femorales (por debajo de los ligamentos inguinal. 

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G.   Respiración.

En esta parte del examen físico interesa fijarse cómo la persona respira. La frecuencia respiratoria debe ser de 12 a 20 respiraciones por minuto. En adultos, se habla de taquipnea si la frecuencia respiratoria es sostenidamente sobre 20 respiraciones por minuto y de bradipnea, si es menor de 12 respiraciones por minuto. Los recién nacidos tienen frecuencias respiratorias más elevadas que los adultos.


Cuando se cuenta la frecuencia respiratoria, conviene que la persona no se dé cuenta. Para esto se simula estar tomando el pulso, pero en realidad se está observando la respiración.

Normalmente la espiración es un poco más prolongada que la inspiración (relación inspiración: espiración = 5:6).

En una inspiración normal, se expande el tórax por acción del diafragma y los músculos intercostales. Al bajar el diafragma, el contenido del abdomen se comprime y éste se vuelve más prominente. Si el paciente está acostado y se coloca una mano sobre la región alta del abdomen, se siente que con cada inspiración la mano se empujada hacia arriba. Esto cambia cuando el diafragma no está funcionando como ocurre en algunas insuficiencias respiratorias. En este caso, el tórax se expande por acción de la musculatura intercostal y otros músculos accesorios, se genera una presión negativa dentro del tórax que arrastra al diafragma hacia arriba y a nivel del abdomen, en vez de observarse una prominencia, ocurre una depresión. Esto se ha llamado respiración paradójica.

El predominio costal de la respiración, que depende más de la musculatura intercostal, o el predominio abdominal, que depende más del diafragma, puede variar. En pacientes con ascitis o en mujeres embarazadas, predomina una respiración de tipo costal. En cambio, la presencia de dolor costal, determina un patrón de tipo abdominal.

Las personas que tienen una obstrucción bronquial difusa (p.ej.: crisis asmática o limitación crónica del flujo aéreo) presentan una espiración prolongada que se efectúa con un esfuerzo muscular para expeler el aire; a pesar de este esfuerzo activo, los pacientes atrapan aire en sus pulmones y el tórax se observa hiperinsuflado.

Cuando existe una obstrucción de la vía aérea alta (laringe, cuerdas vocales, tráquea) la inspiración se efectúa con dificultad. Esto da origen a una retracción de los huecos supraclaviculares y espacios intercostales durante la inspiración (tiraje) y un ruido audible a distancia debido a la dificultad del paso del aire (cornaje o estridor).

Además de examinar la forma como la persona respira, conviene observar otros aspectos tales como si tiene cianosis en los labios o en la lengua, si sus dedos presentan hipocratismo (dedos en palillo de tambor), si se presenta aleteo nasal (p.ej.: en niños con insuficiencia respiratoria), si el paciente mantiene sus labios fruncidos durante la espiración para aumentar la presión intratorácica y evitar el colapso de la vía respiratoria fina (p.ej.: en enfisematosos).

Según las características de la respiración, se distinguen las siguientes formas:

  • Hiperpnea o hiperventilación: se caracteriza porque la amplitud y frecuencia están aumentadas. La polipnea es una respiración rápida y superficial. Estas formas de respiración se pueden ver en estados febriles, sepsis, embolias pulmonares, etc.


  • En las acidosis metabólicas se puede observar una respiración de mayor amplitud, que se conoce como respiración de Kussmaul.


  • Respiración periódica de Cheyne-Stokes: se caracteriza porque después de apneas de 20 a 30 segundos de duración, la amplitud de la respiración va aumentando progresivamente (fase en "crescendo") y, después de llegar a un máximo, disminuye hasta llegar a un nuevo período de apnea (fase en "decrescendo"); esta secuencia se repite sucesivamente. Se observa en insuficiencia cardíaca y algunas lesiones del sistema nervioso central.


  • Respiración de Biot: es una respiración que mantiene alguna ritmicidad, pero que es interrumpida por períodos de apnea. Cuando la alteración es más extrema, comprometiendo la ritmicidad y la amplitud, se llama respiración atáxica. Ambas formas se observan en lesiones graves del sistema nervioso central.

H.    Temperatura.

El organismo en condiciones normales mantiene la temperatura corporal dentro de un rango estrecho, independientemente de las variaciones del medio ambiente. A nivel de las axilas, en personas sanas, estos valores oscilan entre 36,2ºC y 37,0ºC (grados Celsius). Normalmente la temperatura es un poco mayor en la tarde, cerca de las 20 horas, y más baja en la madrugada. Esta es una variación de tipo circadiano.


Termómetros rellenos con mercurio

Se considera que una persona tiene fiebre cuando la temperatura registrada en la axila o la ingle supera los 37ºC; si es en la boca, sobre 37,3ºC y en el recto, sobre 37,6ºC. El pulso sube 10 a 15 latidos por minuto por cada grado de fiebre sobre 37ºC. La respiración también se acelera. Cuando el pulso aumenta menos de lo que se espera, se habla de una bradicardia relativa. Las personas pueden tener diferente sensibilidad para presentar fiebre. Los niños desarrollan temperaturas elevadas con más facilidad. En cambio, los ancianos y los pacientes con insuficiencia renal, pueden no presentar fiebre a pesar de estar con un cuadro infeccioso.

En países como Estados Unidos se usan termómetros graduados en grados Fahrenheit (ºF). En estos casos, 37ºC corresponden a 98,6ºF.


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Fórmula para cambiar de ºC a ºF:

ºF = (ºC x 9/5) + 32
Fórmula para cambiar de ºF a ºC:

ºC = (ºF - 32) x 5/9.

Los sitios más frecuentemente usados para estos registros con la boca (bajo la lengua), las axilas, los pliegues inguinales y la ampolla rectal. Entre ellos existen diferencias. Así, con respecto a la temperatura axilar, los registros en la boca y en el recto son un poco más altos (del orden de 0,3ºC a 0,5ºC). Diferencias mayores de 1ºC entre la temperatura rectal y la axilar deben hacer plantear la posibilidad de un proceso inflamatorio a nivel de la pelvis (p.ej.: apendicitis, anexitis).

Al registrar la temperatura en la axila se debe tener el cuidado que secarla y que la punta del termómetro tome buen contacto con el pliegue. Puede ocurrir que en personas muy delgadas, con la axila muy "ahuecada", la medición no sea exacta. En la boca, la punta del termómetro debe quedar bajo la lengua. El tiempo necesario para un registro confiable varía entre 3 y 8 minutos.

Se considera que una persona está subfebril, si sus temperaturas oscilan alrededor de los 37,5ºC. Una hipotermia es cuando la temperatura del paciente es menor de 35,0ºC; una hipertermia es cuando la temperatura es mayor de 41ºC.

Un síndrome febril es un conjunto de síntomas y signos entre los que destacan malestar general, dolores en el cuerpo (mialgias), anorexia y cefalea; al examen físico destaca una temperatura elevada, la piel más caliente, una facies febril (ojos brillosos, mejillas eritematosas), taquicardia, taquipnea, postración. El paciente puede estar algo sudoroso y presentar la orina más oscura, más concentrada. No siempre una temperatura elevada se asocia a un síndrome febril; depende en gran medida de la causa subyacente.

La causa más frecuente de la fiebre son las infecciones, pero también existen muchas otras condiciones que evolucionan con temperaturas elevadas como algunos cánceres (p.ej.: linfomas, hipernefromas), enfermedades inmunológicas o alérgicas (p.ej.: fiebre por drogas) y enfermedades del mesénquima (p.ej.: lupus eritematoso, vasculitis).






Se habla de fiebre de origen desconocido cuando una persona evoluciona con fiebre importante durante más de 2 a 3 semanas, y que a pesar de un estudio bastante extenso, no se encuentra su causa. Estas situaciones obligan a considerar más posibilidades diagnósticas incorporando algunas que característicamente tienen evoluciones prolongadas o se asocian a gérmenes difíciles de aislar.

Se habla de una fiebre facticia cuando la persona simula estar con fiebre y engaña al médico o su familia. Habitualmente detrás de esta actitud existe alguna intención secundaria (p.ej., conseguir una licencia médica) o un trastorno de personalidad. El médico debe saber cuándo considerar esta posibilidad, que afortunadamente se da con poca frecuencia. En ocasiones debe vigilar personalmente el registro de la temperatura.

I.     Presión arterial.

La presión arterial representa la presión de la sangre dentro de las arterias. Habitualmente se registra con un esfigmomanómetro.

Características de los esfigmomanómetros.

Constan de un manguito con una bolsa de goma, de forma rectangular, que se puede inflar y que está forrada por un género grueso, de mayor longitud, de modo que sea posible rodear el perímetro del brazo. Con un sistema de fijación se evita que el género se distienda al aumentar la presión dentro de la bolsa de goma, y de esa forma el brazo se comprime. Las presiones se registran en una escala, que puede ser de mercurio, un reloj, o una pantalla, según el sistema usado.



El esfigmomanómetro




El esfigmomanómetro consta de un sistema para ejercer presión alrededor de un brazo (o pierna) y de una escala que permite conocer la presión aplicada desde el exterior. Tiene una manguita formada por una bolsa de goma, de forma rectangular, que se comunica con el sistema de medición de la presión y que se puede inflar con una pera de goma o sistemas automáticos. La bolsa de goma está rodeada por una funda de género grueso, que tiene un sistema que permite fijar la manguita alrededor del brazo, evitando que se suelte o se movilice y, también, hace posible que la presión aplicada externamente, se transmita al brazo.

La manguita debe tener un tamaño proporcional al largo y grosor del brazo. En niños se usan manguitas más pequeñas; en adultos, son más grandes y en personas obesas, más grandes aún. La bolsa de goma de la manguita debe cubrir en los adultos el 80% del perímetro del brazo y el 100% en los niños.

Medición de la presión arterial.

Al aplicar la manguita en el brazo, ésta debe quedar en el tercio medio, y el borde inferior, 2 a 3 cm por encima del pliegue antecubital. No debe quedar suelta, sino que ajustada y segura. La mitad de la bolsa de goma debe ubicarse por donde está pasando la arterial braquial (humeral). El brazo debe estar desnudo, sin ropa que comprima o dificulte la colocación de la manguita.

Se prefiere tomar la presión arterial en el brazo, estando el paciente sentado, y teniendo el brazo apoyado sobre una mesa. La manguita debe quedar a la altura del corazón, ni más alto, ni más bajo, ya que esto influye en la medición. Conviene que el paciente esté cómodo, con su musculatura relajada. Las contracciones musculares interfieren con la medición. La manguita debe ser proporcional al tamaño de la extremidad. En personas obesas (y cuando se toma la presión en el muslo), se deben usar manguitas más grandes. Si esto no se cumple, se tienden a registrar presiones más elevadas.

La presión conviene medirla por lo menos unas dos veces, separadas entre ellas por 30 o más segundos. La presión que se registra en posición sentado puede ser un poco más alta que en decúbito supino. Las mediciones que se efectúen en controles posteriores conviene hacerlas en la misma posición para facilitar la comparación.

La presión sistólica normal oscila entre 100 y 140 mm de Hg y la diastólica entre 60 y 90 mm de Hg La diferencia entre ambas se llama presión de pulso y habitualmente es de 30 a 40 mm de Hg. Se considera que un paciente está comenzando a ser hipertenso cuando su registro es igual o mayor que 140/90 mm de Hg. Las preocupaciones y la agitación con la que un paciente llega a su control pueden determinar que la presión se le eleve. Para evitar esto, es conveniente hacer la medición hacia el final del examen físico y tratar de ganar la confianza del paciente. Cuando existe una arritmia acentuada, como ocurre en paciente en fibrilación auricular, la determinación de la presión arterial es más difícil.

Se sube la presión dentro de la manguita, mientras se palpa el pulso radial o braquial. Cuando se deja de palpar el pulso, se sigue subiendo unos 20 a 30 mm Hg más arriba. Luego, se desinfla la manguita lentamente. El momento de la reaparición del pulso periférico (braquial o radial) determina la presión sistólica palpatoria. Determinado este valor, la manguita se puede desinflar más rápido.

Se esperan 30 segundo para inflar la manguita nuevamente, pero esta vez habiendo aplicado la campana del estetoscopio sobre la arterial braquial. Se sube la presión 20 a 30 mm Hg sobre la presión sistólica determinada con el método palpatorio y luego se desinfla lentamente, estando atento a escuchar el momento en que aparece un ruido pulsátil que determina la presión sistólica auscultatoria. Ambos valores deben coincidir. De no se así, se toma como la presión sistólica la más elevada. Se sigue desinflando la manguita hasta que los ruidos pulsátiles desaparecen. Esta es la presión diastólica. Definidos estos dos valores, la presión arterial se expresa de la siguiente forma: presión sistólica / presión diastólica (p.ej.: PA = 120/80 mm Hg, brazo derecho, paciente sentado). La ubicación de la medición y la posición del paciente se deben especificar.

En algunas oportunidades ocurre que después de haber escuchado el primer ruido pulsátil (presión sistólica), viene una fase de silencio. Luego, los ruidos reaparecen, y finalmente disminuyen o desaparecen definitivamente (presión diastólica). Ese período de silencio se llama el agujero auscultatorio de Korotkoff. Este fenómeno puede dar lugar a un error si la presión arterial se determina sólo con el método auscultatorio y no se sube la presión a niveles suficientes. Puede ocurrir que el momento en que los ruidos reaparecen después del hueco auscultatorio, se considere como la presión sistólica. Este error se evita al hacer primero la medición con el método palpatorio.

En ocasiones ocurre que los ruidos disminuyen de intensidad, antes de desaparecer. En estos casos la presión arterial se puede expresar incluyendo el valor en el cual ocurrió la disminución de los sonidos, y cuando desaparecieron (p.ej.: PA = 120/80/70 mm Hg).

En el caso que los ruidos disminuyen de intensidad, y posteriormente nunca desaparecen, la presión diastólica se considera aquella en que los ruidos disminuyen de intensidad.

Puede ocurrir una diferencia de la presión arterial entre un brazo y el otro cuando existen lesiones estenosantes (p.ej.: en ateroesclerosis o arteritis de grandes arterias). La presión arterial en las extremidades inferiores generalmente es mayor que en las superiores, salvo en enfermedades como una coartación de la aorta.

En pacientes con hipertensión arterial y en tratamiento con medicamentos, conviene medir la presión arterial estando acostados y sentados o de pie. También, es recomendable, por lo menos al principio, medir la presión en ambos brazos.

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